sábado, enero 28, 2012

Reiteran en Bayamo absoluto respaldo al proceso Socialista Cubano

INSTITUTO CUBANO DE AMISTAD CON LOS PUEBLOS


DELEGACIÓN PROVINCIAL GRANMA



DECLARACIÓN DE LOS ASISTENTES AL ESPACIO DE REFLEXIÓN EN NOMBRE DE LA PAZ





Los asistentes al Espacio de reflexión En nombre de la paz, en la sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, en la ciudad de Bayamo, en ocasión del aniversario 159 del nacimiento del Héroe Nacional de Cuba, José Martí, reiteran su absoluto respaldo al proceso socialista cubano, rechazan de manera absoluta y enérgica la manipulación de la realidad cubana desplegada por órganos de prensa al servicio de la extrema derecha de los Estados Unidos, incluida la mafia de origen cubano en aquél país, y exigen la libertad incondicional y absoluta de Gerardo, Antonio, René, Fernando y Ramón.



Considerando que el encuentro coincide con la fecha en que vio la luz el más universal de los nacidos en este archipiélago, hacen suyas las palabras del Apóstol de la independencia cubana, uno de los más sobresalientes hombres de la historia universal, defensor de la verdad, porque “¡grande es la palabra cuando cabalga en la razón!”, porque “esta no es solo la revolución de la cólera, es la revolución de la reflexión”, y ante la actitud miserable y servil de plumíferos y lacayunos asalariados, recuerda que “la prensa no es aprobación bondadosa o ira insultante: es proposición, estudio, examen y consejo”.

Ellos olvidaron, o no saben, que “perdura lo que un pueblo quiere”, que “se ha de vivir y morir abrazado a la verdad”, que “no hay monarca como un periodista honrado”, que “pueblo que se somete, perece”, y que por eso el ejercicio de la prensa por sus manipuladores medios está tan alejada del periodismo honesto y revolucionario que nos legó José Martí, y a cuyo seguimiento conminamos a los profesionales de la palabra de todas las latitudes.

Porque “la palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla”, llamamos a los periodistas y a todas las personas honestas del mundo a desenmascarar, por todas las vías, incluidas las redes sociales, cada oscura intención de los enemigos del pueblo cubano, que por más de medio siglo han pretendido asfixiar a nuestra nación, por el ´pecado´ de empeñarnos en construir un país “con todos y para el bien de todos”.

Es preciso reiterar: “Nada piden los cubanos al mundo, sino el conocimiento y respeto de su sacrificio”.



En estos instantes, la encarnizada, deshonesta y tendenciosa lucha por el poder, ocupa la atención de los políticos en “el Norte revuelto y brutal que nos desprecia”. “Es recia y nauseabunda, una campaña presidencial en los Estados Unidos”. Al parecer, los aspirantes a instalarse en la oficina oval de la Casa Blanca creen que ganarán el acceso al codiciado cargo, en la medida en que más duramente se expresen en relación con Cuba y la Revolución, eso no es nuevo.

Pero “la razón es nuestro escudo”, “venceremos, porque está a nuestro lado la justicia”, “¡y el que no pueda vivir honrado, que no viva!”.

Bayamo, Monumento Nacional, 28 de enero de 2012, aniversario 159 del nacimiento de José Martí

MARTÍ: EL ÁRBOL DE NUESTRO MISTERIO

Por: Luis Carlos Suárez
28 enero 2012
Fina García Murruz, modesta y lúcida, escribió, refiriéndose a nuestro José Martí, que uno puede terminar de leer a Platón, pero no termina nunca de ver un árbol.
La poetisa se estaba refiriendo al carácter inagotable de la obra martiana; obra que no quiero asociar solo con libros y textos impresos, porque su vida toda es un acto trascendente que va más allá del hecho literario específico. En él lo inefable, lo que no se puede asir, también se constituye en obra.



Alentado por las palabras de Fina, me pongo a mirar un árbol, lo observo detenidamente, lo escruto, lo sostengo en mi mirada, lo abrazo con mi intención y no puedo descifrarlo.

Cuando la luz da de este lado su presencia se enriquece, cuando el viento sopla y agita sus ramas, es como si palpitara, su ser estremecido rompe la inercia, la fatalidad de su quietud, su prisión en la cárcel de tierra que lo vio nacer. Su tronco es un laberinto, pongo en él mi oído y me parece percibir los ríos sumergidos y profundos que llevan su savia.

Todo árbol es un misterio inacabado. Martí es el gran árbol. Pero cuidado con los rituales que lo sacan de nuestra vida cotidiana; no está prohibido tocarlo, sentirlo, abrazarlo en el silencio de la noche y conversar con él. Martí es el árbol de nuestro misterio, un misterio que convoca, un ser real como el mismo árbol. Solo reconociendo sus raíces, su humanidad plantada, firme, en la tierra de la cultura, podemos hacerlo nuestro, asequible, humano y por qué no auténtico, y por qué no herido, y por qué no triste, y por qué no vulnerable, y por qué no agonía. Un árbol de ramas quebradas pero con el tronco firme y raíces intactas, herido, pero que empina sus ramas hacia el infinito.
¿De dónde le ha llegado la perennidad? ¿Qué ha permitido que nos dure y florezca en todas las estaciones? Quizás que su pensamiento, toda su obra, está asentada no en lo caedizo de la historia, sino en lo eterno humano, sin desligarse nunca de las circunstancias concretas que le tocó vivir, padeciéndolas, sufriendo por ellas. De esta semilla sembrada en el suelo que lo vio nacer crecieron las ramas poderosas de su humanismo. El filón extraordinario de su existencia nunca estará degradado porque emerge de lo medular, de ahí su brote siempre fresco, reverdecido, auténtico.
Toda su obra, el ser mismo, se fortalece e irradia porque está asentado en la poesía, no solo en la del verso, que puede ser contingencia, sino en la poiesis inagotable de lo humano.

Con muchos de nuestros próceres a veces decimos “lo que hicieron por la Patria”, con Martí podemos afirmar “lo que está haciendo”. El diálogo con su obra no es solo el que fue sino éste de ahora, el de la perennidad.

Pero el acercamiento a Martí puede estar tentado por los desarreglos que nos imponen el deslumbramiento o las trampas de un cierto pragmatismo y superficialidad. De ahí podemos pasar a prácticas onerosas que lo degradan o disminuyen en su integridad: Obras Completas intocadas y como adorno de oficinas, consideradas un mueble más, esos bustos en serie que un día llegamos a vender junto con otros objetos utilitarios en tiendas y ferreterías, la cita encontrada al azar y por primera vez leída y que salva nuestra presencia en actos públicos y matutinos, las escolásticas repeticiones de frases que no recibieron la necesaria interiorización, los Seminarios Martianos que pueden perseguir más las cifras que el estudio serio, detenido.

Pero la obra martiana, poderosa como la luz, nos ilumina y nada ni nadie podrá detenerla. Cada día el suceder cotidiano, las grandes tragedias que vive esta humanidad amenazada, actualizan su pensamiento. Como voces de una premonición casi de misterio, nos anuncian y advierten, señalan y ofrecen caminos. Hoy Martí es el gran contemporáneo y debemos encontrarlo en nuestra senda para que nos acompañe no solo en nuestra vida política sino también en la cotidiana, cuando se abren puertas y ventanas anunciando el día, cuando el padre entusiasmado prepara la cuna para el esperado nacimiento, cuando partimos el pan y no pensamos solo en nosotros, cuando dejamos de ser el aldeano vanidoso y miramos al horizonte y vemos que en el otro lado de la balanza alguien está llorando sus palomas, cuando nos esforzamos para que nuestro trabajo quede bien y sea útil, cuando luchamos para que en la existencia cotidiana haya más Meñiques y menos Masicas, y más hombres y mujeres que puedan conocer La Historia del Hombre contada por sus casas y podamos todos los días de nuestra existencia tener la gracia de escuchar al Pájaro Celeste, al Ruiseñor auténtico, no el de resortes y arandelas sino al del canto sufrido, al real, al que un día se le detendrá su corazón de carne y venas y dejará de cantar, aunque siempre podremos escuchar la belleza de su melodía, porque la belleza, como la obra de nuestro José Martí, siempre es eterna.