domingo, abril 01, 2007

Ellos, Los Cinco, Volverán

Por Marisela Presa

Hay que observar sus rostros de cerca para percatarnos de la dureza que les ha exigido la vida en estos últimos ocho años, sin que el aliciente del roce de la piel pueda regocijar el alma. Magali Llort madre de Fernando González y Elizabet Palmeiro Casado esposa de Ramón Labañino Zalazar luchan para que se haga verdadera justicia y los Cinco regresen al seno de sus familias y de la Patria.

En celdas de castigos unas veces, con rígidos sistemas penitenciarios, ahogados por el calor o ateridos por las bajas temperaturas, cinco hombre esperan porque la balanza indecisa de la justicia en el norte, decida inclinarse a favor de su batalla. Mientras que la gran prensa silencia su injusta estancia carcelaria con condenas multiplicadas.

No por estar recluidos están solos. Ya se levantan las voces de miles de personas en todo el mundo que van conociendo la arbitrariedad de ese juicio de Miami, ladeado por la contra y condimentado por el odio.

Como para que no se puedan encontrar, ni por casualidad, en cinco puntos diferentes de la Geografía Norteamérica están René, Fernando, Gerardo, Antonio y Ramón, mientras que acá, en la Isla, la familia recibe la solidaridad de su pueblo, y de cientos de miles de personas que en el mundo van conociendo y condenando la arbitrariedad del castigo.

Hay que luchar, es un principio. Hay que denunciarlo por todas las voces y en todos los sitios. Extremas sentencias de cadenas perpetuas e infinitos años de régimen carcelario como para que pierdan la conciencia de qué es casa, familia, hogar, hijos. Todo ello unido a las constantes acciones que pueden poner en peligro no solo de estas valiosas vidas, sino la posibilidad de una efímera visita, dislocada entre encuentros cada vez más aislados.

Acá con los granmenses estuvo Magali Llort. Quien la mira podría hablar de la fragilidad femenina, de la dulzura de su mirada, de su cabello encanecido, de solo unos rayitos oscuros iluminando un tiempo de la vida. Más al hablar cuanta fortaleza para contarnos de su hijo. Con que magia para relatar este último encuentro, como tuvo que lograr casi, con peripecias, que le alcanzaran aquellas pocas horas luego de tanto tiempo.

Cómo soportar la crudeza del invierno, el deambular por carreteras desconocidas, sola en la soledad del riguroso clima, y del entorno. Volando las distancias para estar lo más cerca de él en ese poco tiempo al que le han dado permiso.

Allá se fue Magali a Oxford, en Wisconsin, pegado casi al Canadá, a verlo. En sus ojos no hay lágrimas. Y me parece que en ella está la Mariana de estos tiempos, hablándole con fortaleza y ternura al hijo, para que él no padezca si viese aflojar su corazón.

Y así la admiramos, no solo por ser la Madre de sino porque tiene fuerzas para contarnos, y para hablar con todos y cada uno, para que sus palabras lleguen de una en otra clamando por la Libertad de los Cinco, que como los dedos de una mano andan en el corazón en la mente y en el pensamiento de los que luchan.

Y pensar que de los oprobios que caracterizan a la sociedad del norte, se acumulan las escorias deambulando libres por las calles de Miami. Esos mismos que mandaron a matar, a asesinar, a saquear, a los que no quieren que Cuba respire limpiamente su libertad. Esos, los verdaderos terroristas imperturbables, in condenables, inexpugnables, como si fuesen dioses de la maldad, escapados de la justicia.

Pero las voces no callarán. Y cada jornada habrán nuevos pensamientos y acciones para denunciar el crimen de su condena.

Y estarán luchando por su libertad nuevas y tantas madres, estudiantes, obreros, intelectuales, juristas, periodistas, jóvenes de todas las latitudes, todo aquel al que llegue este mensaje indispensable para hacer latir el corazón con palpitar de amor y respeto.

Magali y Elizabet, incansables, inagotables mujeres, con el temple de Mariana, aquí anda extendida la mano solidaria, no para apretarla en un estrechón de humana misericordia, sino para unirlas fuertes a las vuestras, en el entorno del combate que ha de continuar, no importa el tiempo, pero cada vez más unidos, más compactados, y más firmes y con la fe de que Ellos, Los Cinco, Volverán.

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