martes, marzo 02, 2010

Si de calidad de vida se trata: Así es la de Tomás Puerto Águila.


Por Marisela Presa
Marzo 2 de 2010


Hace sólo unos minutos regresé de la casa de Tomás. Luego de una jornada dominical de fiesta por sus 104 años de vida, hoy regresé a Guisa y claro, fui a saludarle, porque es precisamente este 2 de marzo el día de su cumpleaños.

Allí estaban los colegas de la emisora comunitaria Sierra Maestra, nutriéndose de esas vivencias que Tomas Puerto Águila ha legado para una descendencia que sobrepasa las 140 personas.

Campesino de raíz estuvo en las labranzas del tabaco, la caña, hizo pozos, construyó viviendas, fue carretero, pequeño agricultor, pero siempre con esa idea de ganarse honradamente la vida.

Su matrimonio allá por la década del 30 fue muy feliz, razón de más para trabajar por sus 11 hijos y la esposa, que le han brindado en su larga vida amor y mucha protección.

Aunque nació en un pueblo cercano a la capital nunca había visto a la Habana hasta después del triunfo de la Revolución, y allá se fue Tomás con cientos de campesinos cubanos a reunirse con Fidel en 1960.

Tomás tiene un extraordinario apego a la tierra. Ese afán por el trabajo más duro, porque es el que más aporta. Caminó con sus padres por tierras de Santa Clara, Camaguey y finalmente se asentó en la zona de las Tunas, donde vive la mayor parte de su numerosa familia.

A Guisa, y a Granma viene ahora de visita, porque no quiere dejar la estancia, en la que trabajó hasta el año pasado, dice que estaba algo cansado, pero sobre todo les ofrece a los de acá la alegría de sus fiestas cumpleañeras y un amor que entrega a raudales con besos y abrazos para todos los de su gen.

Aquí celebró los 102 y ahora los 104 años, fiestas donde no falta nadie, hijos, nietos, bisnietos y tataranietos, que estoy segura, él no sabe, por la cantidad, ni que nombre tienen.

Sin embargo hay una claridad inmensa en su memoria. Las historias de la primera mitad del siglo 20 están nítidas. Cómo si no si pusieron su vida cada día en tensión para sobrevivir.

Ganar el dinero para tantas bocas fue algo bastante difícil.
Dice Tomás que se levantaba sobre las once o la una de la mañana y tiraba caña hasta el día siguiente, y que nunca llegó a imaginar que el futuro le deparara tanto placer: hijos y nietos médicos, ingenieros, militares, maestros, técnicos, toda una gama de profesionales crecidos y otros muchos más que estudian hoy las más diversas carreras.

La fiesta de Tomás fue excelente porque ese amor, la unidad, el apego, el respeto y la sencillez fue lo mejor que tuvo, y sobre todo encontrar en este hombre ,de callosas manos, la sensibilidad necesaria para contar con coherencia y buena ley.

Disfruta de la televisión, “del Noticiero, de los buenos cantantes me dijo, la novela es muy larga y no la puedo seguir, pero veo la Mesa Redonda donde me entero de todo”.

Se toma su buen trago de ron Arecha y quema entre sus labios recios la hoja aromática de un buen tabaco. "Uno solo al día, para que no me haga daño".

En estos momentos por allí, en casa de una de sus hijas, siguen pasando hoy sus amigos, sus vecinos, sus parientes, para saludarlo en sus 104 años. Y por su porte, puedo decirles, que vivirá muchos más.

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