miércoles, diciembre 14, 2005

MÉDICOS DE CUBA POR EL MUNDO


ENTRE LO HERMOSO Y LO TERRIBLE
Por Marisela Presa Sagué.

En el África Sudsahariana, se encuentra enclavada Guinea Ecuatorial un pequeño rectángulo en la abigarrada geografía de este continente, casi totalmente desconocido para muchos, donde unos 140 médicos, enfermeras y técnicos cubanos prestan sus servicios a través del Programa Integral de Salud.

Quizás nuestro relato motiven la curiosidad, y les de por buscar en un mapa esta pequeña tierra, entre más de medio centenar de naciones que integran el continente africano.

Si es así nos damos por satisfechos. Pues bien vale la pena conocer a la gente humilde de los países del Tercer Mundo, donde se hacen esfuerzos para mejorar la vida de los pueblos y salir del atraso que ha padecido , durante siglos, este maltratado territorio.

Guinea Ecuatorial aparece como un pequeño rectángulo entre Camerún y Gabón,en la costa centro oeste africana, frente al Atlántico, a un grado aproximado sobre el ecuador.

La humedad permanente por la ocurrencia frecuente de las lluvias lo hacen aparecer como una mota verde en el continente, un pulmón del mundo donde la vegetación no para de crecer, sobre todo la ceiba que puede llegar a 30 o 40 metros de altura y que está en sus símbolos nacionales.

Aquí abundan los bananos hermosos, la piña es dulce, los ajíes son picantes y las cebollas te llenan los ojos de lágrimas de solo olerlas.

Fructifican los mangos en una buena parte del año y aunque no se ven de manera abundante también están las naranjas y el limón entre sus frutales. Las yucas son robustas y las malangas duras, como si hubieran extraído de la tierra toda su fertilidad.
Las elevadas temperaturas limitan un tanto la producción de hortalizas, sin embargo en la zona de Moka, al sur oriente de la Isla de Bioko, a unos mil 500 metros sobre el nivel del mar, el clima es un poco más fresco, apenas hay mosquitos y se aclimatan plantas y animales de zonas templadas.

Allí se crían vacas y caballos que no se ven en otra parte del país, sobre todo porque en las zonas llanas son fáciles víctimas de las picadas de insectos que infectan y enferman su piel.

Y hablando de Moka es un sitio original, enclavado en lo que denominan La Gran Caldera de Luba, un macizo de montañas volcánicas hoy apagadas, tiene un pequeño lago y numerosos saltos de agua, de corto curso que van directo al mar.
Más al sur de Malabo, la capita,l se llega a al pequeño poblado de Ureka, en cuyas costas van a desovar aún las enormes tortugas marinas, verdes o de franjas, originadas hace más de 200 millones de años, con sus picos córneos, sin dientes y su costumbre de poner huevos con cáscaras calcáreas, como los pájaros.

En esta zona del mundo, sin embargo, la gente se muere todavía por enfermedades curables y prevenibles, como el paludismo, la fiebre tifoidea, el tétanos, las infecciones sexuales trasmisibles y del Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (SIDA), casi ya epidémico en el continente africano. Los cincuenta años es la expectativa de vida y las mujeres paren ocho o diez hijos para asegurar que sobrevivan algunos.

Entre lo hermoso y lo terrible vive este pueblo.

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